30 de mayo de 1990
Cuando la mente subconsciente se obstruye, produce un pensamiento persistente, algo que nos asalta constantemente, sin cesar, y que finalmente se vuelve tan doloroso que no podemos controlarlo. Estas cosas que deseamos o con las que fantaseamos inconscientemente pueden tener un enfoque interno o externo, como una experiencia o una posesión, y su búsqueda puede convertirse en el centro de nuestra vida, minando nuestra espiritualidad.
Si nos permitimos percibir, recibir y procesar plenamente el pensamiento que nos atormenta, en lugar de evitarlo, podemos resolverlo y liberarlo. También podemos hacer o tener aquello que nos atormenta para aliviar la presión; pero otro método más sencillo es despejar los pensamientos con esta meditación.
Se recomienda comer papaya con limón antes de practicar esta meditación.